Artistas: Jesse y Joy, Luis Fonsi, Kany García, Alex Ubago, Morat y Alejandro Fernández.
La oración es hablar con Dios. Así tal cuál: tú hablas y el responde. El habla y tú intentas poner atención. Pero Dios habla a su estilo...
Tú dices que soy imposible de descifrar. Callada, reservada y temperamental. Que te encantaría que me expresara un poco más… pero lo voy a intentar (Tanto - Jesse, Joy y Luis Fonsi).
Dios no es imposible de descifrar y de hecho intenta comunicarse con nosotros de muchas formas… ahí van algunas.
Primero: con la naturaleza.
La naturaleza es como la forma más obvia y básica para entender el cariño que Dios nos tiene. Todo lo ha hecho para nosotros. Así como unos papás preparan el cuarto para el bebé que va a nacer –lo pintan, ponen la cuna, instalan luces especiales, compran juguetes–, Dios nos preparó el mundo con muchísimo cariño. Quiere que disfrutemos del mundo y que le ayudemos a desarrollar todo el potencial que ha oculto en él.
Te amo tanto. Y para que imagines cuánto: cuenta todas las estrellas y súmale una más (Tanto - Jesse, Joy y Luis Fonsi).
Cuando descubrimos a Dios como creador de todo, es fácil hacer oración de contemplación y adoración. De pasmarnos con la naturaleza y admirar lo bonita que es. De contemplar la belleza en silencio o de repetir como en murmullos: ¡qué grande eres, Dios mío!
También es fácil agradecer. Dar gracias a Dios por tanto amor. Por el escenario tan increíble que ha creado para que tú y yo nos desenvolvamos con soltura. Por todas las estrellas...
Segundo: con el Evangelio.
El Evangelio es la palabra de Dios. ¿Qué nos quiere decir Dios? Lo que está escrito en esos libros. Así tal cuál.
Que en mi oido siempre duerman todas tus palabras (Para siempre - Kany García). ¿Cómo saboreamos las palabras del Evangelio? ¿No se te antoja hacer la oración así? Una manera fácil de hacer oración es dándole vueltas a las palabras del Evangelio, cómo dejándolas reposar en la imaginación...
Me voy perdiendo en tu aroma. Me voy perdiendo en tus labios que se acercan, susurrando palabras que llegan a este pobre corazón. Voy sintiendo el fuego en mi interior (Me muero por conocerte - Alex Ubago). Poco a poco, empezaremos a notar que esas palabras van calando cada vez más dentro. Van tocando fibras más sensibles. El mismo pasaje, leído mil veces, empieza a prender fuego en nuestro interior. ¡Y nos darán ganas de más! Me muero por conocerte, saber que es lo que piensas (Me muero por conocerte - Alex Ubago). Ganas de conocerlo, de entenderlo, de saber qué le gusta o qué le gustaría... de saber lo que ha soñado para mí y para el mundo.
Tercero: con confianza, que es tu amigo.
¡Date cuenta del amor que Dios te tiene! Lo de las estrellas no es nada. ¡Dios quiere ser tu amigo! Y ¿qué crees?, los amigos –para conocerse y quererse más– platican.
Para aprender a quererte, voy a estudiar como se cumplen tus sueños, voy a leerte siempre muy lentamente: quiero entenderte (Para aprender a quererte - Morat).
Leerte muy lentamente... ¿te das cuenta de que el Evangelio esconde muchísimas cosas que Dios quiere contarte? Ahí están plasmados los sueños de Dios. Para los que a veces nos quejamos de que Dios no habla claro... ¡ahí lo ha dicho todo! ¿Qué tanto queremos entender y querer a Dios?
Pero si de todos modos no avanzamos, es momento de hacernos chiquitos y hablar con más confianza. Podemos chantajear un poquito a nuestro amigo. Háblame, no me dejes ir. No te ahorres las palabras que yo más quisiera oír. Háblame, no me hagas sufrir, porque para ser sincero yo no quiero estar sin ti (Háblame - Alejandro Fernández).
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